Este era el lema de la gran pancarta que encabezaban miles de médicos/as y enfermeros/as y que abrió el gran desfile de trabajadores y trabajadoras, estudiantes, jóvenes, niños, mujeres, ejército, deportistas, obreros, campesinos, en la Plaza de la Revolución José Martí.
Fiesta, júbilo y compromiso, sentimientos que se fundían en una oleada de pueblo, pueblo que se sabe dueño de su presente y futuro desfilando sin mucho protocolo ni con peticiones de reivindicar derechos que, desde hace más de 5 décadas, les pertenecen. En este multitudinario desfile se sentía la constancia de una nación que se empeña en conservar su soberanía.
Y en esta colorida caminata por la unidad y la victoria más de 900 hombres y mujeres de otras geografías y banderas, luchadores de estos tiempos, estuvimos celebrando el Día Internacional de los Trabajadores entre este maravilloso, resistente y digno pueblo que es el cubano.
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